
Estos dos días no he escrito porque estaba en Lisboa. Sólo me he dedicado a trabajar, no me perdí por el Chiado, ni he disfrutado de una cerveza sentado en una terraza cuando empieza a refrescar.
El guardián de los sueños ha aparecido, justo en el momento que Ana empezó otro libro Bartleby y compañía. Bartleby es un personaje de un relato Herman Meville: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/melville/bartleby.htm, cuando le preguntan algo sobre su vida dice “preferiría no hacerlo”. Enrique Vila-Matas escribió esta novela que hablaba de los Bartlebys escritores que dejan de hacerlo y que se vuelven muy celosos con su vida particular. Salinguer aparece como uno de esos ejemplos, como Juan Rullfo o Robert Walter o Thomas Pynchon. Esta novela entronca con otras del mismo escritor que juegan con el cambio de vida, de identidad, con la desaparición como “El viaje vertical” o “Doctor Pasavento”.
Creo que Salinger quiere jugar con nosotros, justo el día en Ana abandona de idea de encontrar su biografía y empieza un nuevo libro, que habla de Salinger pero de otra manera, aparece el libro supuestamente extraviado. Creo que hay algo mágico y desconocido que envuelve su vida generando confusión a cualquiera que se fije o se detenga en él.
Yo por mi parte, más prosaico, más alejado de estas cuitas truculentas, me refugio en “La hora azul” de Alonso Cueto. Los fantasmas de los asesinatos y secuestros de la guerra entre el ejército peruano y Sendero Luminoso vuelven a la realidad en la investigación que hace un abogado limeño de buena posición. Este descenso a los infiernos se produce cuando el abogado descubre que su padre ya fallecido, antiguo comandante del ejército destinado en Ayacucho, estuvo involucrado en torturas, secuestros y violaciones durante su mando allí.
Este trozo me ha quedado en plan solapa de novela. Me entran dudas sobre quién escribirá estas sinopsis:
Se juntan tres compañeros de la facultad de filología en una cena de antiguos alumnos los tres querían ser escritores:
–¿A qué te dedicas en la editorial?
Soy el escribe los resúmenes de los libros, en las solapas.
–¡Ah, qué interesante!
–No te creas.
–La mayoría de los libros que publica mi editorial son aburridos y es muy difícil hacer un resumen sugestivo de algo que te parece un rollo.
–Es igual, me sigue pareciendo muy chulo tu trabajo, al menos mucho mejor que el mío: trabajo en una discográfica y soy el que hace las hojas promocionales. Tú escribes algo que ven los lectores. Yo, en cambio, escribo para que lo lean los críticos musicales. Unos me plagian sin citar la fuente, otros me ponen a caer de un burro por mi falta de conocimiento.
–¿Y tú? Que estas tan callado ¿A qué te dedicas?.
–Trabajo en un laboratorio farmacéutico. Escribo los prospectos
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