2/16/2006

Reencuentros


Las reuniones son momentos falsos. Cuando en alguna ocasión me he juntado con antiguos compañeros de trabajo o de colegio, he sentido el efecto gaseosa, mucha alegría al principio, ganas de marcharme después. Es posible que no fueran amistades verdaderas, que fuera forzado y accidental la convivencia con esas personas y que por tanto la separación, la falta de contacto, la incomunicación nos muestre lo débiles que eran los lazos que unían con aquellas personas.

Es verdad que hay gente constante y bienintencionada que escribe y llama frecuentemente con la idea de no perder el contacto, pero incluso en ese caso la evolución del tiempo desvirtúa el interés. Empiezas hablando de lugares comunes y conocidos, para terminar en el diálogo de besugos:

–Me acosté con Elena.
–¡Qué fuerte! ¿Con Elena? ¿No estaba con Javier?
–No esa es otra Elena. Esta es la que salía con Javier–las palabras se atragantan–con Javier…, vamos…, tú no le conoces pero si le conocieras pensarías lo mismo que yo: un gilipollas.
–Ya, pues a ver si quedamos un día y me la presentas.
–Claro, tenemos que quedar ¿Y tu mujer?
–¿Mi mujer? Tío que lo dejamos hace dos meses ¿No te acuerdas?
–Claro hombre…era por saber como la iba, seguro que está arrepentida.
–No, está con un tío en Alicante, pero bueno así es la vida.
–Claro tío, oye te dejo que tengo una cita, hablamos
–Un abrazo.

Puede que sea exagerado, es posible que haya notables excepciones. Cabría eximir que sea este estilo de vida que llevamos–de casa al trabajo y del trabajo a casa–. Es posible que el tiempo de ocio se nos aparezca en forma de la pausa de la comida, y nos haga confundir a los compañeros de trabajo con los amigos.

Lo más gracioso es que nos gusta evocar el pasado, la música, la ropa, las películas, los descubrimientos, los ligues, las fiestas. Lo hacemos con nostalgia pero tenemos un problema no queremos recordar, queremos revivir, queremos ser esos locos de veinte años con el pelo de punta y la camiseta de Siouxie.

Quizá por eso, los chicos de Bauhaus se aprovechen de nosotros y nos claven 35 euros. Una importante cantidad que da derecho a verlos de cerca aunque sea en su primera senectud.
Estará lleno de siniestrillos que piensan que Marilyn Mason tiene algo que ver con Bauhaus. Ya informaremos.

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